Desarrollar una aplicación segura, aun si esta va a dar soporte a procesos de negocios o si va a estar expuesta a Internet, es el método defensivo más eficiente para proteger los activos de cualquier organización ante los ataques de ciberdelincuentes.
Actualmente las aplicaciones están expuestas masivamente en la web desde cualquier parte del mundo, por cualquier persona. Este hecho aumenta las posibilidades de que sean explotadas las vulnerabilidades de estos aplicativos por diferentes vías, ya sean: Ataques DoS (Denegación de Servicios) o comprometiendo la integridad y confidencialidad de los datos, siendo estos manipulados o extraídos. Esto, puede ocasionar a la organización problemas legales o algún otro daño por incumplimiento de normativas. A su vez, se vería afectada la reputación o daños de imagen que sufren las empresas que reciben estos ataques.
En la actualidad los ciberdelincuentes en internet fijan sus esfuerzos en la capa de aplicación, puesto que es la más desprotegida y tal vez la más fácil de vulnerar. Además, está demostrado que formar desarrolladores con un enfoque de seguridad en sus trabajos es la mejor protección a estas incidencias.